Salimos un jueves 15 de septiembre. No estaba toda la tripulación, pero la nao se encontraba preparada, llena de ganas de partir.
Las primeras en subir fueron Cuca y Sandra, después apareció Ana, Ana María, María, Estichu, Dani, Pablo, Gloria, Jorge, Nacho, Chus, Micky, Paula, Ricardo, José luis, y el resto del grupo.
Eva rompió la botella de cava en la proa del barco y partimos.
Aquel primer día lo pasamos bien, empezamos a conocernos, encontramos un Súper Héroe "EsteyMan" y Manuel hizo las veces de Capitán dando coordenadas, atando cabos y hablando sin parar.
Llegó la noche y el mar estaba en calma.
El Sábado 17 de septiembre avistamos tierra. Remamos todos a una, como si de un baile se tratase, sin dejar que los palos de los remos se cayesen. En un bote aparecieron Jota, Adelina y Bárbara.
Tocamos tierra, Alfonso nos advirtió del peligro de esta isla, las alucinaciones. En ella las cosas cambian y las acciones se vuelven contra ti. Es una continua improvisación para salvar la vida.
Uf, menos mal que ya en el barco, Carmen nos tenía preparado un sueño reparador.
Jueves 22 de septiembre. El naufragio de un barco trajo hasta nosotros un baúl lleno de imágenes: monstruos, saltimbanquis, zancudos, acróbatas, bicicletas, títeres y gigantes, fuego, percusión... También nos trajo un náufrago, María. Que nos habló de su tierra, que nos dejó ese mismo día, con la promesa de volver a encontrarse con nosotros.
Ese día hubo bajas en la tripulación, no hubo música. Reparamos las máquinas y 16 de nosotros conseguimos ser uno.
Sabado 24 de septiembre. El viaje continua y aun inmersos en nuestras alucinaciones Sancho, Panza, Don Quijote, Romeo, Mercucho, Julieta, una asistenta y un agente de la autoridad suplantan nuestras personalidades haciendo fluir de nuestras bocas sus palabras, y de nuestros cuerpos sus gestos y emociones. Nos invitan a ser ellos mientras seguimos siendo nosotros.
El calor sofocante después de largas jornadas de viaje provocan en la tripulación las primeras alucinaciones. Una mujer mayor, que intenta en valde cruzar un paso de cebra. Impedida por el mundo para cruzar y deseando quedarse sola; se encuentra en medio de su isla desierta deseando que alguien la rescate. Una discusión en un mercado contemplada a través de la mirada inocente de un can. Una carrera interminable. Sabemos que nuestros sentidos nos engañan, que solo son alucinaciones, pero dentro de nuestras cabezas las visualizamos y en nuestro interior son completamente reales.
Afortunadamente, el capitán y sus lugartenientes están siempre expectantes para sacarnos de nuestras visiones, y todos juntos, con una nariz de pasayo, un supiro al unísono y miradas cómplices. Logramos al fin encontrar nuestro sitio en el mundo, en este nuestro navío. Gracias.
